opinión

Eres de lo que no hay

Ser de lo que no hay resulta maravillosamente contradictorio. Ello no significa que no ocurra, que no haya seres de estos, inclasificables. Deseo pensar que no solo por desconcertantes.

Guardamos esta expresión para quienes en última instancia son singulares. No se limitan a lo previsible ni a lo predecible. Resultan desbordantes. Ni se acompañan con un conjunto de frases hechas, ni con bien medidas transgresiones, ni conjugan lo formal con lo informal como si se tratara de meras indumentarias. Son de lo que no hay porque en cierta medida parecen vivir una suerte de inexistencia. Es verdad que alteran porque no es fácil ni constatarlos, ni encuadrarlos, ni reducirlos. Pero da gusto oírles porque realmente dicen, y no siempre aquello que toca decir, antes al contrario, lo que dicen nos alcanza. Tanto que no se limitan solo a lo nunca dicho, sino que incluso traen lo indecible. Son extraordinarios por infrecuentes, no por extravagantes. Cuando acceden a un lugar todo se torna diferente, insuficiente o excesivo. Nos hacen inhalar un aroma común, pero particular. Más que nunca.

Desconozco cómo alguien puede llegar a ser así. Supongo que no es resultado de un procedimiento ordenado y metódico, una suerte de empeño previsto. No es difícil imaginar que ahí ha de haber algo vivido, padecido, disfrutado. Aunque ofrecen nuevos aires, no nos llaman la atención ni por sus vuelos ni por su supuesta profundidad. Si hubiera de definir a quienes son así diría que no sé, que no puedo. No por incomparables sino por irremplazables. Así somos en verdad los seres humanos, sin sustituto. Por ello, si nos sorprenden y no se circunscriben a lo esperado, si ofrecen lo nunca visto es porque nunca podríamos decir despectivamente de ellos "yo a ti ya te conozco".

Ser de lo que no hay implica no saber de antemano las respuestas, no tener previstas las recetas, no ir por ahí con comportamientos estereotipados. Es verse en la necesidad de procurarse un permanente aprender, buscar, indagar, probar, escuchar, arriesgar. En definitiva, consiste en ser alguien que no confunde la forma de vida con un corsé o un cliché que le otorgue una identidad.

Es insensato comparar a estos seres entre sí. Son inconmensurables. En última instancia, es el amor el que desvela esa singularidad. Es preciso no jugar a las pesas y medidas al respecto, y reconocer que si destella o destelló o destellará alguien en nuestro corazón es porque quien llegue a ser de verdad así no se dejará reducir, será tan irresistible como atractivo, pero no para gestionar su dominio, sino para acompañar lo que quizá quede en nosotros de irreductible. También se puede ser de lo que no hay en común. En cierto modo solo así. Eres tan de lo que no hay que me haces singular.

Ángel Gabilondo Catedrático de Metafísica

Pues sí... a veces me entran ganas de decirte: ¡¡¡Eres de lo que no hay!!! (Creo que no hace falta deciste que es por tí)