El cuadro al revés
Hoy hay músicas que se crean, cuadros que se pintan, sobre los cuales no todo el mundo pondría su nombre. A pesar de esto, puede reconocerse que por regla general, un artista pone su nombre sobre un cuadro que lo representa bien, pues quiere sentirse complacido con lo que salió de sus manos.
A veces en este mundo, sin embargo, ocurren cosas raras. En cierta ocasión un jurado premió el cuadro de un artista con el primer premio. Sorprendentemente, cuando fueron a concederle el premio, el artista se disgustó. Tomó el cuadro y lo puso en lo que él consideró que era la verdadera posición, "patas arriba". No quería que su nombre apareciese en un cuadro al revés. Para desgracia de él, sin embargo, el jurado decidió estudiar entonces de nuevo el cuadro en esa posición, y concluyó que así no merecía ningún premio.
Así también Dios pone su nombre sobre aquellos que lo representan bien. Aquellos que piensan poner sobre el templo espiritual que son, su propia estampa rebelde, y cambiarlo de posición, encontrarán que el Señor no los reconocerá como suyos. No aceptará que pongan su nombre en ellos. El reconocerá como suyos únicamente a los que guardan sus mandamientos, y permiten que Dios ponga su trono en sus corazones, de tal manera que lo amen de veras. Al poner su trono en los corazones, se propone regir de tal forma la vida de sus hijos, que el mundo pueda ver en ellos su carácter divino, su estampa celestial.