"No nos cansemos pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos" ( Galatas 6: 9 )
Llegue al aeropuerto Salvadoreño a las 10 a.m. para emprender el vuelo hacia la Florida, y luego de registrame, me sente a esperar la hora de partida, la cual estaba programada para las 12 del mediodia.
Tome mi Biblia, y comence a leer uno de mis libros favoritos, como es Cantar de los Cantares. De pronto anunciaron por los altoparlantes, que el vuelo estaba suspendido y que lo habian cambiado de hora, para las 4 p.m., y que por cortesia de la aerolinea, nos iban a obsequiar el almuerzo en uno de los restaurantes del aeropuerto.
Todos los pasajeros nos dirijimos detras del guia, y nos sentamos, algunos viajaban con sus familiares, pero otros no, y esa fue una ocasion para hacer amigos y charlar un poco.
me quede esperando el menu para escoger el platillo, pero luego nos dijeron que no habia menu, debido a que el almuerzo iba a ser lo mismo para todo el mundo, carne azada con ensalada.
En ese momento, ya era la una de la tarde, y cuando nos sirvieron los alimentos, la mayoria ya teniamos mucha hambre, y procedimos con grandes deseos a saborear el rico platillo.
En el momento que comence a cortar mi porcion de carne en trocitos, me percate que en una de las mesas, habia una señora que se habia sentado ella sola, y nadie se habia querido sentar con ella; su brazo derecho lo tenia fracturado y totalmente enyesado, no estaba comiendo y tenia la mirada muy triste.
Entonces, me levante, tome mi plato, y me traslade a su mesa, y le pregunte si le gustaria que le cortara la carne en trocitos, a lo cual ella acepto gustosamente y dejo ver una linda sonrisa, comenzo a comer y estuvimos charlando por espacio de una hora, le obsequie uno de mis libros, y me pidio que se lo autografiara.
Llego la hora del vuelo, y en dos horas y veinte minutos ya estabamos en territorio norteamericano.
El dia siguiente yo tenia que ir al consulado salvadoreño para renovar mi pasaporte, pero parecia imposible obtenerlo ese dia, porque habia muchas personas esperando, y la consul me dijo que escribiera mi nombre en un libro y que esperara. Luego me percate que la consul me vio a los ojos y me dijo:
- ¿ es ud. Jose Luis ?
¿ es usted escritor ?
le respondi que si
luego volvio y me pregunto:
- ¿ usted le corto la carne azada a una señora ayer?
le respondi afirmativamente, entonces ella salio detras del escritorio, y me dijo, permitame darle mi mano caballero, esa señora es mi madre.
Pase por aca, le tomare la fotografia personalmente y aqui tiene su pasaporte.