Queridos ciberamigos: En un mundo de prisas, de no tener tiempo para casi nada, y menos para salir a compartir con los amigos, a relacionarte con otras personas, en un mundo de soledad no te sientas triste. Más allá de las montañas, de los rÃos, de los valles y de las cordilleras, cruzando fronteras o extensos océanos se encuentran unos amigos que te escuchamos, te comprendemos y te tenemos un gran afecto. Te amamos, un amor desinteresado, en el que compartimos muchos sentimientos, muchas emociones. Cada dÃa sabes que al otro lado de la pantalla te espera alguien para contarte cómo le fue la jornada, un comentario intrascendente, o un chiste que te alegre un rato. Al mismo tiempo le puedes decir cómo te encuentras, qué te preocupa, o algún malentendido en el trabajo, en el hogar o con un vecino. Algunas veces esta gran amistad va calando, va profundizándose de tal manera que traspasa los lÃmites hasta llegar al amor. ¡Qué más da que nos enamoremos de alguien que no está presente fÃsicamente! Lo tenemos muy cerca, en el corazón, lo amamos como si lo estuviera, compartimos proyectos e ilusiones, horas de intenso diálogo, llamadas telefónicas interminables, suspiros que son brisas que llegan hasta la persona amada por mucha distancia que haya entre los dos enamorados. Luego llegará el momento de conocerse personalmente, la emoción del encuentro, las primeras experiencias juntos, el ir complementando el conocimiento que obtuvieron en su relación virtual. Llegarán las primeras dificultades que vayan surgiendo, los primeros desencuentros. Se realzarán muchas veces las virtudes que tenÃamos de ella, o irán surgiendo aquellos defectos que casi todos se cuidan en ocultar, por muy honestos que queramos ser. Al fin y al cabo somos humanos y nadie tira piedras sobre su propio tejado. Llegará el momento que te dan ganas de tirarlo todo por la borda, pero se impone el amor tanto tiempo cimentado. Y asì transcurrirán los meses y los años, disfrutando de un amor que empezó como una lejana amistad, o un amor como una entelequia, como una utopÃa, o quizás no. Como toda relación puede irse deteriorando, puede verse el horizonte más difuminado, más alejado hasta que se pierde la singladura trazada y los dos toman rumbos diferentes. Aun asÃ, cuando el amor se haya extinguido casi por completo, no pierdas la esperanza de retomar una nueva senda con otra persona que quizás te esté esperando en la cuadra de al lado, en otro barrio de la ciudad o en cualquier lugar más allá de las estrellas. Nunca, queridos amigos, dejen de tener la puerta abierta al amor, siempre se deben tener las esperanzas intactas, no dejando de reconocer que no buscamos la felicidad en el otro, el otro sólo es un complemento que nos sirve para realizarnos y que el otro también se realiza dentro de la pareja. El amor es maravilloso, a pesar de que algunas veces nos hace sufrir, por lo tanto en cualquier momento de nuestras vidas puede surgir el amor que nos haga felices y podamos recorrer el último tramo del camino de manos hasta el horizonte de nuestras vidas. |