SALMO 32

1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano.

5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije:

Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.


 Mucha personass  agobiadas por el conocimiento de sus propios pecados, han encontrado en  los salmos  un rayo de esperanza.

En este Salmo,  David expresa el gozo del perdón.

Dios lo había perdonado por los pecados que había cometido en contra de Betsabé y Urías (2 Samuel 11, 12).

El elevó a Dios tanto la profundidad de su dolor y arrepentimiento, como la cima de su gozo al ser perdonado.

Se regocijó al saber que Dios respondería a su confesión y a su arrepentimiento con un perdón completo. 

 Dios nos ha demostrado que está dispuesto a perdonar, Dios quiere perdonar a los pecadores. El perdón ha sido siempre parte de su naturaleza amorosa.

Cuando se encuentre en un estado de culpabilidad, de pesar, de opresion por la falta cometida, y no puede dormir, se encuentra intranquilo(a); le recomendamos que lea este salmo, tome nota del patrón seguido por el salmista:

(1) reconocer su pecaminosidad y su tendencia para hacer lo incorrecto,

(2) Tener en cuenta de que el pecado es una rebelión en contra de Dios mismo,

 (3) admitir los pecados ante Dios,

(4) confiar en la disposición de Dios para perdonarlos y

(5) aceptar su perdón.