PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO
Señor:
Yo no quiero tenerte lejos,
te necesito aquí, a mi lado.
A veces la vida es tan dura
que se te olvida mirar al cielo
y cuando un día decides mirar,
no ves las estrellas, sólo nubarrones.
Tal vez, Señor, necesitamos volver a soñar,
dejar volar cada noche nuestra imaginación
y subir a una estrella para contemplar los problemas del mundo.
Tal vez entonces yo pueda rezar así:
Padre mío que estás junto a mí
dame tu mano y andemos entre los hombres,
abracemos a quien nos necesite,
escuchemos a quien lo necesite
y líbrame de flaquear.
Amén.