EL VERDADERO ÉXITO
  
  El éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina.  No se debe a los tÃtulos nobles y académicos que tienes, ni a la sangre heredada o a la escuela donde estudiaste.  No se debe a las dimensiones de tu casa o de cuántos carros quepan en tu garaje.  No se trata de si eres jefe o subordinado; o si eres miembro prominente de clubes sociales.  No tiene que ver con el poder que ejerces o si eres un buen administrador o hablas bonito.  No es la tecnologÃa que empleas.  No se debe a la ropa que usas, ni a los grabados que mandas bordar en tu ropa, o si después de tu nombre pones las siglas deslumbrantes que definen tu estatus social.  No se trata de si eres emprendedor, hablas varios idiomas, si eres atractivo, joven o viejo.
  El éxito se debe a cuánta gente te sonrÃe, a cuánta gente amas y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espÃritu.  Se refiere a cuánta gente ayudas, a cuánta evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón.  De si tus logros no hieren a tus semejantes.  Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoÃsta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste de los ancianos.
 Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta.  No es acerca de cuántos te siguen, sino de cuántos realmente te aman.  Se trata del equilibrio de la justicia que conduce al bien tener y al bien estar.  
 Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser más, no de tener más.
 Consejos que Carlos Slim, el hombre más rico de América Latina, recibió de su madre.
  
 
 