Sin el perdón de Cristo, nuestro pecado nos hace horribles por dentro. No estamos en paz. Todos los remedios para cubrir esto no pueden cambiarlo. Dios lo ve y otros también pueden verlo. Sólo Cristo nos hace bellos ante Dios. La verdadera belleza interna comienza con Dios en el centro de nuestras vidas y de ahà se extiende hacia fuera....
 ¡preciosa enseñanza,gracias por compartirla¡¡dtb¡amen¡¡
 saludos¡¡