Que imposible -Muchos esposos y esposas se encuentran en matrimonios donde no se sienten satisfechos, felices o realizados. Pasan el tiempo criticando al cónyuge y buscando las fallas de su pareja. Este tipo de persona vive creyendo que si tan sólo su pareja cambiara todo marcharÃa mejor en el matrimonio.
Lamentablemente muchas personas piensan que asà es su matrimonio. Usan crÃticas, regaños, gritos y constantes conflictos con la esperanza de obligar a su pareja a cambiar. Lo malo es que, al sentirse criticado, muchas veces el cónyuge acusa a su pareja de peores faltas para poder defenderse. Tanto la esposa como el esposo terminan convencidos de que el otro tiene que cambiar para que las cosas en el hogar mejoren.
Este tipo de actitud conduce a patrones negativos que vienen a destruir el matrimonio. Algunos ejemplos de estos son:
a.. Las personas comienzan a fijarse en las faltas más mÃnimas de su pareja. Por lo tanto las cosas mÃnimas se convierten en grandes conflictos. b.. Ambos esposos se acusan sin fin. c.. Los pleitos aumentan. d.. La tristeza, el enojo y las emociones negativas reinan en el hogar. e.. Ambas personas se sienten fÃsicamente, mentalmente y espiritualmente cansados de las constantes crÃticas. f.. La paz no existe en el hogar y el amor cada dÃa se desvanece. g.. El cónyuge ignora sus propias faltas y se convence de que su pareja es el que tiene que cambiar. Por eso ninguno de los dos cambia. h.. Comienzan a dudar si el matrimonio va a funcionar y terminan pensando que la única solución es la separación y el divorcio. No son pocos los matrimonios que caen en este ciclo vicioso. Lo malo es que no importa cuánta energÃa y esfuerzo invierten en cambiar al cónyuge: no se da el cambio. Esto sucede porque en verdad cambiar a nuestro cónyuge no es nuestro papel. El cambio no viene a la fuerza sino por voluntad propia.
El matrimonio no es un estado de dominación donde las cosas se hacen conforme a la voluntad de una sola persona. De hecho, el matrimonio es un estado de CO-DEPENDENCIA. Tanto el esposo como la esposa se necesitan el uno al otro para asà formar un hogar conforme a la voluntad de Dios. La Biblia nos enseña que el esposo y la esposa son UNO . El ser UNO no viene a la fuerza, sino que cada uno voluntariamente sacrifica el YO para el bien del NOSOTROS. Si usted en verdad quiere ver un cambio es su matrimonio le sugerimos lo siguiente:
a.. Evite criticar a su cónyuge. Las constantes crÃticas y quejas no traerán el cambio que usted desea en el matrimonio. b.. Deje las cosas del pasado, en el pasado. Perdone y ya no mencione aquello que ya ha sido resuelto. c.. Si no puede perdonar, pregúntese por qué no, y pÃdale ayuda a Dios para que pueda perdonar. d.. Evite las palabras que son difÃciles de olvidar, tales como: "Ya no te aguanto, no te amo, no te respeto, ya no te creo, no te perdono, todo es tú culpa", etc. e.. Sea honesto y admita los errores con que usted ha contribuido a los problemas del hogar. f.. Dedique un tiempo a solas para meditar y preguntarse si las expectativas que tiene de su cónyuge son realistas. Muchas veces exigimos demasiado del cónyuge porque tenemos una necesidad que queremos llenar. Si éste es el caso, hable con su pareja y juntos pÃdanle a Dios que ÉL sea el que venga a llenar ese vacÃo que su pareja no puede llenar. g.. Use palabras positivas y fÃjese en lo bueno del matrimonio y no solamente en lo malo. h.. En lugar de gastar sus fuerzas en querer cambiar a su esposo o esposa, use ese tiempo para hablar con Dios y pedirle que primero haga el cambio en usted. Dé el ejemplo y sea usted el primero en cambiar. Esperamos que estos consejos vengan a traer cambios positivos en su hogar. Al dejar que el EspÃritu Santo, la humildad, el perdón y la honestidad vengan a cambiar la vida de su matrimonio, permitirá que se hagan cambios en el hogar dentro de un ambiente que honra y agrada a Dios. PARA MEDITAR:
a.. Efesios 5:21-26 : Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es cabeza de su esposa, asà como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. Asà como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. Esposos, amen a sus esposas, asà como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra.
b.. Colosenses 3:12-13 - Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vÃstanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Asà como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
c.. I Pedro 3:8-9 - En fin, vivan en armonÃa los unos con los otros; compartan penas y alegrÃas, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. |