A mi alrededor solo hay oscuridad como las retinas de los buhos y los hocicos de las boas, Silencio, silencio de funerales sin gente importante y de misas sin padre y sin hostia. Solo silencio, solo esta inquietante curiosidad que me lleva a explorar el fondo lejano y desconocido, pero tentador, atractivo, exitante. Camino a paso ciego y desconfiado por esos senderos que supongo fangosos y hediondos de aquella que quizas sea mi propia mierda.
Tap! tap! tap!... solo se oyen mis pisadas y el eco de la mente lo repite mas y mas fuerte y penetrante , Taaapp!!! Taaapp!! taaappp!!....y mis nervios se erizan, el miedo me abraza, el sudor frio escurre por mi frente , mi cuello , mi pecho, todo soy anguila humeda metiendose en útero ajeno.
Y el cerebro llama recuerdos y canciones que se atropeyan entre si ofreciendo un terrible espectaculo con guerras y fiestas de cumpleaños, niños, ancianos, erotizmo y solemnidad blasfema, me confunden, me excluyen de toda razón consevida, giro en una posición única -taapp!! taapp!! taaapp!!- no acaba, no me mata, no me enferma , me mantiene como rata o reptil , arrastrandome en mi pudredumbre interna y externa....Nunca pense que asà serÃa el infierno.
Nueva Presencia
VenÃas de tan lejos como de algún recuerdo.
Nada dijiste. Nada. Me miraste los ojos.
Y algo en mÃ, sin olvido, te fue reconociendo.
Desde una azul distancia me caminó las venas
una antigua memoria de palabras y besos,
y del fondo de un vago paÃs entre la niebla
retornaron canciones oÃdas en el sueño.
Mi corazón, temblando, te llamó por tu nombre.
Tú dijiste mi nombre... Y se detuvo el tiempo.
La tarde reclinaba su frente pensativa
en las trémulas manos de los lirios abiertos,
y a través de las nubes los pájaros errantes
abrÃan sobre el campo la página del vuelo.
Con los hombros cargados de frutas y palomas
interminablemente pasaba el mismo viento,
y en el instante claro de los bronces mi alma,
llena de ángelus, era como un sitio en el cielo.
Una vez, antes, antes, yo te habÃa perdido.
En la noche de estrellas, o en el alba de un verso.
Una vez. No sé dónde... Y el amor fue, tan sólo,
encontrarte de nuevo .
¿Qué si me duele? un poco, te confieso
que me heriste a traición, mas por fortuna
tras el rapto de ira vino una
dulce resignación... pasó el acceso.
¿Sufrir? ¿Llorar? ¿Morir? ¿Quién piensa en eso?
El amor es un huésped que importuna,
mÃrame cómo estoy, ya sin ninguna
tristeza que decirte, dame un beso.
AsÃ, muy bien, perdóname fui un loco,
tú me curaste -gracias-, y ya puedo
saber lo que imagino y lo que toco.
En la herida que hiciste, pon el dedo,
¿Qué si me duele? SÃ, me duele un poco,
mas no mata el dolor... no tengas miedo.
LA AUSENCIA DEL OLVIDO
Iba llorando la Ausencia
con el semblante abatido
cuando se encontró en presencia
del Olvido, que al ver su faz marchitada,
le dijo con voz turbada: sin colores,
—«Ya no llores niña bella, ya no llores,
que si tu contraria estrella te oprime incansable y ruda,
yo te prometo mi ayuda contra tu mal y contra ella».
Oyó la Ausencia llorando
la propuesta cariñosa,
y los ojos enjugando ruborosa,
—«Admito desde el momento, buen anciano»
—le dijo con dulce acento�?
«admito lo que me ofreces y que en vano he buscado tantas veces,
yo que triste y sin ventura,
la copa de la amargura he apurado hasta las heces».
Desde entonces, Lola bella,
cariñosa y anhelante
vive el Olvido con ella, siempre amante;
y la Ausencia ya ni gime,
ni doliente recuerda el mal que la oprime;
que un amor ha concebido tan ardiente por el anciano querido,
que si sus penas resiste, suspira y llora muy triste
cuando la deja el Olvido
tony.
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