LA HISTORIA DE UNA MARGARITA Erase que se era... La historia de una margarita.
Era una flor muy bella, crecÃa con la primavera, en un enorme campo verde, lleno también de margaritas, y cercano a un rÃo. Esta margarita en concreto, era un poco coqueta, se enorgullecÃa de tener los pétalos muy blancos, inmaculados, sin manchas, ni cortes.
Todos los abejorros y mariposas que pasaban volando por encima de ella, se quedaban contemplándola extasiados.
Sobrevolaban la margarita una y otra vez.
“Ziuuuu�? “Ziuuuu�? se escuchaba cuando pasaban las mariposas de lado a lado.
“Zzzzzz�? “Zzzzzz�? cantaban los abejorros al unÃsono, cuando se acercaban a ella.
La margarita extendÃa todos sus pétalos, para todos sus admiradores, y se balanceaba al compás de la brisa. Era todo un espectáculo.
Por las mañanas, era ella la primera en despertarse, y en bañarse con las gotas de rocÃo, que habÃan caÃdo durante la noche. Comenzaba a cantar, y a bailar, mientras se desperezaban sus vecinas, las demás margaritas. Y en cuanto se despertaban, allá que comenzaban todas a cantar con ella, y a estirarse sus pétalos. Aunque no eran tan bonitos como los de nuestra margarita.
Alguna vez que otra, algún bichito, se habÃa atrevido a subir por su tallo, a refugiarse entre sus pétalos para beber el agua del amanecer, y la margarita, muy amable, habÃa accedido, siempre y cuando, no le tocara sus hermosas hojas y pétalos.
Y ahora, tenemos tres finales posibles para este cuento corto...
Primer final: Una de esas veces que la margarita se habÃa quedado dormida, al calor del sol, vino una plaga de saltamontes, que arrasaron con casi todas las flores del campo. Lógicamente, nuestra margarita, poco pudo hacer, y cayó como todas, en las garras y fauces de esos enormes bichos verdes, que nada sabÃan de belleza primaveral. Y por más que la margarita pedÃa clemencia, los saltamontes, más hambrientos que nunca, se la comieron.
Segundo final: Los dÃas seguÃan pasando en ese campo verde, lleno de margaritas. Nuestra margarita contaba sus cuentos a todos aquellos que quisieran escucharla, imaginaba que ella viajaba por todo el mundo, agarrada a las patas de un par de mariposas de vivos colores, y que conocÃa muchas flores de otros colores y de otros olores, que a su vez, contaban la historia de la margarita viajera. Su viaje duró dos dÃas, hasta que se marchitó de volar tan cerca del sol, y no beber nada del agua subterránea, que la sustentaba. Pero al menos, fue feliz durante sus peripecias. Desconosco Autor |