RESCATE EN EL MAR Hace años, en un pueblito pesquero de Holanda, un muchacho enseñò al mundo las recompensas que trae el servir en forma desinteresada. Como todo el pueblo se movìa en torno de la industria pesquera, hacìa falta un equipo voluntario de rescate para casos de emergencia. Una noche los vientos empezaron a rugir, estallaron las nubes y una tormenta increìblemente fuerte hizo zozobrar un barco pesquero en el mar. Varados y en dificultades, los integrantes de la tripulaciòn enviaron el S.O.S. El capità n del equipo de salvataje hizo sonar la alarma y los habitantes del pueblo se reunieron en la plaza local que daba a la bahìa. Mientras el equipo lanzaba el bote y luchaba para abrirse camino entre las olas, los lugareños esperaban ansiosos en la playa sosteniendo faroles a fin de alumbrar su camino de regreso. Una hora màs tarde, el bote salvavidas volviò a aparecer entre la niebla y los entusiasmados lugareños corrieron a saludarlo. Los voluntarios, que caìan exhaustos sobre la arena, relataron que el bote de rescate no podìa llevar màs pasajeros y que habìan tenido que dejar a un hombre. Un solo pasajero màs sin duda habrìa hecho zozobrar la embarcacìon y todos se habrìan perdido. Frenèticamente, el capità n convocò a otro grupo de voluntarios para ir a buscar al sobreviviente solitario. Se adelantò Hans, de diecisìs años. La madre lo tomò del brazo y le suplicò: _Por favor, no vayas. Tu padre muriò en un naufragio hace diez años y Paul, tu hermano mayor, lleva tres semanas perdido en el mar. Hans, eres lo ùnico que me queda. _Mamà , tengo que ir _respondiò Hans_. Què pasarìa si todos dijeran: "No puedo ir, que lo haga otro"? Madre, esta vez tengo que cumplir con mi deber. Cuando se trata de prestar un servicio, todos debemos turnarnos y hacer lo que nos corresponde. El muchacho besò a su madre, se uniò al grupo y desaparecio en la noche. Pasò otra hora, que para la madre de Hans fuè una eternidad. Finalmente, el bote de rescate se dibujò contra la niebla y Hans estaba de pie en la proa. Formando un cono con las manos, el capità n gritò: _Encontraron al hombre perdido? Contenièndose a duras penas, Hans respondiò excitado: _Sì, lo encontramos. Dìgale a mi madre que es Paul, mi hermano mayor! Dan Clark |