Hoy, desmenuzo las últimas hojas
que visten este otoño de frÃo, y un
viento mortifero atraviesa mi faz,
mis ojos dejan escapar una fina
cortina de cristal que empaña
su iris, púrpura ducal.
Recuento de los inciertos, penas,
llantos desconsolados por no tener
a mi lado, tu amada presencia.
Es irremediable la espera,
insufrible tu ausencia,
desgarra la garganta y ahoga un
sollozo que se escapa sin control,
irremediablemente suplicando tu amor.
Calaste profundo, bien dentro... que,
ahora, extrañarte tanto, no basta!
figurar tu imagén por el jardÃn rodeado
de tus flores, las petulias y el jazmin,
es agonÃa que lentamente apaga mi vida.
En momentos, se hunde mi cabeza
en esta horrible celda, veo venir la soledad
acompañada de la distancia, su amiga vital.
El murmullo de la gente,
lo cosmopolito de la ciudad,
caminar entre el barullo de rostros,
unidos de la mano contemplar el cielo,
captar tu atención y atrapar tu mirada,
una sola son, más nada de eso me entusiasma,
solo el recuerdo me acompaña, y
no merman, no callan, no sosiegan esta necesidad!
Te llamo, te aclamo... te pido, vuelve a casa!
En ella conservo tus palabras en un baúl,
tus letras en el libro...
que sobre la mesa descanza,
como siempre acostumbrabas
cuando terminabas de una
entusiasta caminata por sus paginas,
en tu habitación un grito impotente,
se hace presente...
el silencio, me devuelve lo que ya no tengo,
tu imagen se proyecta en la pared y
comenzamos a bailar.
Acierto adivinar en el firmamento
un grupo de angeles cantar,
cuidado! no vayas a formar parte y
te pillen sin tónica musical,
te conosco y las travesuras a de haber,
por pi pá.
Oh, que veo... si es un nutrido grupo
de estrellas que sonriendo van,
Espera... dejame escuchar
me luce escuchar entre sus bromas y
el retumbar del viento:
"no estas sola, yo estoy en tu lugar"