MIRANDO AL CIELO Está mirando el cielo, pero se apoya en una escala de ceniza y define su invencible linaje antigua en ella misma y pasajera.
Sé que retorna para el breve latido entre gorriones y niños sin tiempo, derramando su cintura de ráfaga, su piel de olor y su cercana muerte.
¿Puedo guardar mi labio cuando ella quema su tiernÃsimo cuerpo y prepara las órbitas del suspiro y dispone de la abeja geométrica?
A su cautivo fuego llega mi fuego libre, con su entrega de llamas, y toca las orillas de un aromado incendio y recibe su júbilo y su alianza.
Mientras todo lo vivo tiene sombra en el rostro ella, la embellecida, arde en el suyo para siempre. ¡Mirad el eslabón de su primer mañana, su panal voluntario y su viaje sediento!
De un deshecho arrebato vuelve a su reino por azul semilla y en ciudadela de aire se defiende y convoca puñales y violines.
Esposa renovada que salta del olvido con su paso de miedo. ¿Dónde sus verdes ángeles nupciales, su llave de oro y su misterio?
¡Ah, ceñidla de asombro! ¡Buscad su noche ardiente y su combate! Yo podrÃa decir su lámpara de pétalos. Ella dirá, tal vez, mi tiempo de rosales. |