Tenemos una razón firme y segura de que Dios hace bien todas las cosas e incluso aquellas que son adversidades y que no entendemos cooperan al bien si creemos en Su Amor. Por eso no hemos de temer e incluso cuando parece que todo se desvÃa hacia otros derroteros distintos a nuestro modo de sentir, ver y creer. El apóstol Pablo, decÃa que ‘todo colabora al bien de aquellos que creen en el amor de Dios�?pero también añadÃa que ‘donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia�? La enseñanza de Jesucristo es clara y afirma que él ha venido para darnos vida y vida en abundancia, no como la piensa generalmente la mente humana, pues ésta muchas veces se opone, al designio amoroso de Dios. El mensaje del Evangelio enseña la realidad a los que creemos que en Dios todo lo podemos, cuando afirma: ‘Sin Mà no puedes hacer nada�? Y estas palabras son no sólo ciertas sino definitivas y de realidad absoluta. Con Dios somos vencedores, sin El estamos vencidos y es porque Él quiere lo mejor para nosotros a no ser que queramos auto-eliminarnos prescindiendo de Él en nuestra vida. Cuando se oye decir que ‘Dios ya no tiene sentido�?en esta sociedad soberbiamente complaciente consigo misma por los grandes logros materiales que se han adquirido, me viene a la memoria el cuento, que de pequeño leÃ: ‘El niño de chocolate�? Un restaurador preparando en su cocina los guisos que iba a realizar, se le ocurrió hacer a un niño de chocolate. Cuando hubo acabado, aquella figura comenzó a moverse y a hablar a su ‘padre�?el cocinero. Como si de un hijo se tratara el restaurador le advirtió que no debÃa salir nunca de la casa pues en el bosque habÃa muchas alimañas que se lo comerÃan si se acercaba a ellos. Un dÃa, sin el permiso del ‘padre�? por el deseo de ser libre escapó al monte... ¡qué sorpresa!, se perdió y un zorro por un trecho lo acompañó, lo engañó y con buen gusto se lo comió. La historia es muy sencilla pero muy significativa. Los designios de Dios son muy concretos, si nos salimos de ellos y cumplimos nuestros gustos y deseos, se vuelven contra nosotros. Cuando se afirma y por ciertos ‘sabios�?que una democracia no se sustenta si actúa la voluntad de Dios es de una osadÃa tan descomunal que va más allá de la racionalidad y del sentido profundo de la experiencia humana. Ante la dificultad de la comprensión intelectual sólo puede actuar la humildad de la confianza y de la fiabilidad de creer en alguien que sabe, puede y ama más que nosotros y este es Dios que hace todo bien y para nuestro bien, aun en aquello que es contradictorio, adverso y débil y que él permite. Dios les bendiga grandemente. |