Ternura
Te pido perdón por amarte de repente
Aunque mi amor sea una vieja canción en tus oidos
De las horas que pasé en las sombras de tus gestos
Bebiendo en tu boca el perfume de sonrisas
De las calmadas noches que viví Por la gracia de tus pasos eternamente perpetuos
puedo decirte de este gran afecto que te dejo
No el exaspero de las lágrimas ni la fascinación de las promesas, ni las misteriosas palabras del velo del alma...Es una calma, un trasbordamiento de caricias Es solo pedirte que reposes quieta, muy quieta y dejes que las manos cálidas de la noche encuentren sin fatalidad mientras miras extasiada la aurora.
(Vinícius de Moraes