La paz del único que ha vencido a la muerte y ha venido del cementerio, les adjunto mi reflexión acerca de Jesucristo y el JudaÃsmo, estoy sujeto a sus criticas siempre y cuando respeten mi condición de cristiano.<o:p></o:p>
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JESUCRISTO EN Y ANTE EL JUDAISMO<o:p></o:p>
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El judaÃsmo actual, igual que el cristianismo, es una realidad plural. Hay cristianos católicos, ortodoxos y protestantes; hay cristianos liberales, cristianos practicantes, cristianos no practicantes. Algo parecido acontece en el mundo judÃo, que, simplificando, se puede dividir en judaÃsmo ortodoxo, estrictamente fiel a la Misná y al Talmud; judaÃsmo conservador, que intenta conservar la esencia del judaÃsmo, adaptándolo a las exigencias modernas; y judaÃsmo liberal o reformado, nacido de la Ilustración y que con suma libertad asume o rechaza los grandes principios del judaÃsmo rabÃnico. Hay que tener en cuenta esta división, pues la postura de cada uno de ellos ante Jesús es diferente.<o:p></o:p>
Todos los mencionados coinciden globalmente y unánimemente en el rechazo de Jesús como Hijo de Dios, pero en un contexto, con una actitud y con matices totalmente diferentes. Este rechazo responde a la imposibilidad de admitir desde un monoteÃsmo estricto a Jesús como Hijo de Dios. Ante esta actitud el Concilio Vaticano II nos invita a “esforzarse…por comprender las dificultades que el alma judÃa experimenta ante el misterio del Verbo encarnado�?<o:p></o:p>
Este rechazo común se manifiesta en contextos diferentes de simpatÃa o antipatÃa ante la persona de Jesús y en los diferentes sectores se extiende más o menos a otras facetas, como la aceptación o rechazo de Jesús como miembro notable del pueblo judÃo en calidad de profeta, rabÃ, HASID, fariseo.<o:p></o:p>
CUATRO POSTURAS DEL JUDAISMO ANTE JESUS<o:p></o:p>
EDAD ANTIGUA<o:p></o:p>
El cristianismo nace en el corazón del judaÃsmo como una SECTA judÃa, en palabras de Flavio Josefo, es decir, como un grupo judÃo que tenÃa una visión propia y especÃfica de los pilares del judaÃsmo: un solo Dios salvador, un pueblo elegido, una ley, un mesÃas. La Iglesia cristiana primitiva, siguiendo a Jesús de Nazaret, los interpreta como un solo Dios que es Padre y considera a Jesús vinculado de forma estrecha y única a él como Hijo. Por último, Jesús actúa como MesÃas de una forma nueva, sin connotaciones polÃtico-religiosas, por lo que nunca se aplicó este tÃtulo. Lo hicieron los discÃpulos, después de su muerte y resurrección, cuando ya no habÃa ambigüedad en su empleo. Pero Jesús fue rechazado por sus contemporáneos. Humanamente fracasó, pero resucito y sus discÃpulos continúan su misión entre los judÃos, invitándoles a reconocerle como MesÃas que cumple las promesas de Dios y trae la salvación prometida. Sólo una minorÃa aceptó este mensaje. La inmensa mayorÃa lo rechazó persiguiendo a la incipiente comunidad cristiana. En sus comienzos se persigue a toda la comunidad por su fe en la resurrección de Jesús. Más adelante, se persigue no a todos, sino a los discÃpulos helenistas, que relativizan la Ley y el Templo de Jerusalén. Continuarán las persecuciones en forma esporádica, según lo permitÃan las circunstancias. Pero hasta ahora todo sucede como un fenómeno intrajudÃo. Los discÃpulos se siguen considerando miembros del pueblo judÃo y continúan asistiendo a la sinagoga. Hasta que llega el momento de la ruptura después de la destrucción de Jerusalén el año 70, cuando el grupo de rabinos reunidos en Yabne reinterpreta la petición duodécima de las Dieciocho Bendiciones y la aplica a los cristianos, expulsándolos prácticamente de la sinagoga. No se trataba de un decreto promulgado por una autoridad central judÃa, que no existÃa en esta época, sino una decisión tomada por un grupo de rabinos prestigiosos, que poco a poco fue reconocida y aceptada por las demás sinagogas, traduciéndose en la práctica en una ruptura entre las comunidades judÃas y las judeocristianas. Por otra parte, por estas fechas la comunidad judeocristiana era minorÃa dentro del cristianismo, cuya mayor parte era étnico-cristiana. Ante esta incredulidad judÃa, los cristianos tratan de iluminar el problema de Jesús.<o:p></o:p>
Durante esta época se está formando el judaÃsmo rabÃnico, que llegará hasta nuestros dÃas bajo la forma de judaÃsmo ortodoxo, y se inscribirán primero la Misná y después el Talmud. El judaÃsmo rabÃnico hereda la postura negativa ante la persona de Jesús y ante el cristianismo, postura negativa que se intensifica cuando el cristianismo es aceptado por el Imperio Romano y éste persigue al judaÃsmo, marginándolo fuera del orden de la sociedad como perteneciendo a un orden paralelo, la sinagoga de Satanás. Asà en el código de Justiniano los judÃos son “un pueblo detestable�?que vive en las tinieblas y cuyas almas no perciben los verdaderos misterios�?<o:p></o:p>
Los textos talmúdicos y midrásicos sobre Jesús son escasos. En la edición del Talmud de Basilea (1578-1580) fueron omitidos por censura cristiana o por censura interna todos los pasajes que aludÃan al cristianismo.<o:p></o:p>
No se nos ha transmitido nada en nombre de los rabinos de la primera mitad del siglo I, contemporáneos de Jesús. En los pocos textos talmúdicos se llama a Jesús JESU DE NAZARET y también, de forma negativa, JESUS HIJO DE PANDERA, nombre unido a la leyenda sobre su origen adulterino.<o:p></o:p>
En general, los rabinos no tenÃan ideas ciertas de su tiempo ni de su actividad. Asà se le presenta como alumno de Josua ben Perahyah, que realmente vivió hacia el 200 a.C. Se le presenta como un alumno rabÃnico que se extravió por malos caminos: “Que no tengamos un hijo o alumno que se eche a perder como Jesús de Nazaret�?se lee en algunos textos. Según otro texto “practicó la brujerÃa y la seducción y conducÃa a Israel por un camino equivocado; se burló de las palabras de los sabios y comentó la Escritura como los fariseos; tuvo cinco discÃpulos. Según el Talmud Jesús tuvo cinco discÃpulos: Mateo, Nakai, Nazar, Boneh, y Thodah. Todos murieron de forma violenta.<o:p></o:p>
Dijo que no habÃa venido a abrogar la Ley ni a añadir nada; fue colgado de un madero como falso maestro y seductor en la vigilia de Pascua; sus discÃpulos curaron enfermedades en su nombre. En cuanto a su nacimiento era un bastardo de una adultera, su padre se llamaba Pandera. Según Epifanio Pantera fue otro nombre de Jacob, el padre de José, padre de Jesús. Posiblemente esta declaración es una respuesta a la afirmación de los judÃos que también menciona OrÃgenes. Éste recuerda que Celso oyó de un judÃo que Miriam estaba divorciada de su marido por sospechas de adulterio y que Jesús nació como resultado de una relación secreta con un soldado romano, llamado Pantera.<o:p></o:p>
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Sobre su condena se dice que durante cuarenta dÃas antes de la crucifixión un heraldo proclamó que debÃa ser ajusticiado, de forma que el que quisiera podÃa hablar en su favor, pero nadie se presentó y fue colgado en vÃsperas de Pascua “como hace el gobernador no-judÃo.<o:p></o:p>
Finalmente para los rabinos no existe seguridad alguna de que tome parte en el mundo futuro. Con todo, a pesar de esta visión negativa, en un lugar se habla del infiel Jesús como superior a los gentiles en un texto cuya finalidad es advertir que Jesús puso en guardia a los gentiles contra la persecución de judÃos. Naturalmente, los rabinos niegan el mesianismo de Jesús y, mucho más, su presunta divinidad. Asà los amoraÃtas, en los siglos III y IV, niegan rotundamente estos tÃtulos como réplicas a las afirmaciones de los santos Padres que intentaban probarlos a base de la Escritura.<o:p></o:p>
EDAD MEDIA<o:p></o:p>
La Edad Media se caracteriza por el triunfo cristiano en Occidente, las cruzadas, las expulsiones de judÃos de Inglaterra, Francia, España. En este contexto, en que la persecución fue frecuente, los judÃos heredan y desarrollan los puntos de vista negativos anteriores. No se pronuncia jamás el nombre de Jesús; se le designa como BASTARDO.<o:p></o:p>
Sin embargo, en los ambientes más cultos, se comienza a redimensionar la figura de Jesús, a quien se reconoce como santo, de una piedad auténtica, escriba santo, defensor de la Torá e incluso de la Ley oral, taumaturgo carismático, aunque siempre como puro hombre, rechazando de plano la divinidad. Junto a esto, se insinúan enfoques ecuménicos en que no se combate el cristianismo sino que se le integra en cierta manera en el plan salvador de Dios. <o:p></o:p>
Maimonides afirma: “Todo lo que concierne a Jesús de Nazaret y al ismaelita Mahoma, que viene después de él, no ha servido más que para preparar al mundo entero a la veneración de Dios en la comunión de los corazones, como está escrito en SofonÃas 3,9�?<o:p></o:p>
EDAD MODERNA<o:p></o:p>
La Edad Moderna hereda tanto la postura negativa, mayoritaria y popular, como la minoritaria que ve positivamente a Jesús como un judÃo. Por ejemplo en el siglo XVI León de Módena escribe: “El Nazareno ha elegido lo que es bueno y justo y ha seguido la escuela de los fariseos. No creÃa solo en la Sagrada Escritura como palabra de Dios sino también en la tradición oral. Yo estoy absolutamente seguro de que Jesús no ha afirmado nunca que era Dios o una parte de la divinidad, como afirman los cristianos; en la medida en que podemos juzgar sus hechos y palabras, tal pensamiento no le ha pasado nunca por la cabeza�?<o:p></o:p>
Y en el siglo XVIII el rabino Jacob Emden solo habla positivamente de Jesús y le reconoce el mérito de haber difundido la palabra de Dios entre los pueblos. Esta postura positiva se vio muy favorecida al final de este periodo con la llegada de la Ilustración, que le dio un fuerte respaldo. La Ilustración dio lugar a la división del judaÃsmo en grandes ramas, la libertad o reformada, que acepta totalmente la postura deÃsta dominante en la Haskalah, la conservadora que mantiene la fe en un Dios personal que interviene en la historia, pero que relativiza otras creencias, y la ortodoxa, que continua la lÃnea rabÃnica tradicional.<o:p></o:p>
NUESTRO TIEMPO<o:p></o:p>
Hay algunos rabinos y escuelas ortodoxas que conceden un lugar al conocimiento de Jesús.<o:p></o:p>
En cambio, el judaÃsmo reformado y liberal ha contribuido mucho al estudio de la figura de Jesús y ha producido varias obras, algunas de notable nivel cientÃfico-crÃtico sobre el conocimiento objetivo de la figura de Jesús y de algunos hechos esenciales de su vida.<o:p></o:p>
En el siglo XIX los estudios sobre Jesús formaban parte de estudios más amplios sobre cristianismo y judaÃsmo, en el siglo XX y después de la Primera Guerra mundial comienzan a publicarse monografÃas sobre Jesús con diferentes enfoques, normalmente con un enfoque más bien apologético del judaÃsmo frente al cristianismo, finalmente después de la Segunda Guerra mundial y de la creación del Estado de Israel aparecen más monografÃas con un talante nuevo, escritas con mayor dominio de juicio y crÃtica y con una decidida voluntad de recuperar al Jesús de la historia como miembro ilustre del pueblo judÃo.<o:p></o:p>
Sin embargo todas las obras tienen en común el negar el Jesús del dogma cristiano., MesÃas e Hijo de Dios, y el reivindicar la figura del Jesús histórico como judÃo. Señalaré algunas frases referentes a Jesús: “Jesús era un hombre, no Dios�? “Jesús era un judÃo, no un cristiano�? “los judÃos no han rechazado nunca a Jesús el judÃo�? “los cristianos en conjunto y en el fondo no han aceptado a Jesús el judÃo ni lo han seguido�? Estos autores reivindican la recuperación de la figura de Jesús como parte importante del patrimonio judÃo y deploran su final violento en la cruz, cuya culpabilidad recae sobre las autoridades romanas de la época.<o:p></o:p>
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JESUS Y SU OBRA VISTA POR EL JUDAISMO<o:p></o:p>
A) JUDIOS<o:p></o:p>
LAS LEYES DE NOE.<o:p></o:p>
El judaÃsmo, ya en la época talmúdica, se planteó el problema de la salvación de los no judÃos, respondiendo que el judaÃsmo no es el único camino de salvación, sino un camino privilegiado con una misión especial que Dios le ha confiado: ser testigos del único Dios y darlo a conocer a toda la humanidad. Todos los que reconozcan la existencia del único Dios se pueden salvar, siempre que cumplan las llamadas LEYES NOAQUICAS O DE NOE, es decir, todas las leyes que aparecen en la Biblia dirigidas a la humanidad antes de la elección de Abraham y que aparecen especialmente en la alianza de Dios con Noé. Los judÃos deben cumplir toda la Torá, pero los no judÃos basta con que cumplan las leyes de Noé. Maimónides considera HASID, justo, al que las cumple y asegura que tendrá parte en el mundo futuro. Se discute si esta ley es válida hasta el final de la Historia de la Salvación o si es sólo el penúltimo peldaño, siendo el último la aceptación de la Torá por todos los pueblos. No hay acuerdo sobre el contenido exacto de estas leyes, pero se suelen enumerar siete: prohibición de la idolatrÃa, de la blasfemia, del derramamiento de sangre, de pecados sexuales, del robo, de comer un animal vivo y el mandato de establecer un sistema legal y administrar justicia. Incluyen como salvados por estas leyes a los musulmanes, monoteÃstas como ellos. En cuanto a los cristianos, hubo dudas a causa del ASOCIASONISMO o doctrina trinitaria, pero al final también se les acepta.<o:p></o:p>
B) JESUS Y EL CRISTIANISMO<o:p></o:p>
Aparte de las leyes de Noé, en general la visión del judaÃsmo, como hemos visto en las diversas etapas expuestas arriba, ha sido hostil hacia Jesús y su Iglesia, primero por motivos doctrinales y después, además, como reacción ante un ambiente de persecución que excluÃa a los judÃos de la sociedad. La dificultad básica reside en la doctrina cristiana de la encarnación del Hijo de Dios que ha “cumplido las promesas�?y, como consecuencia, la Iglesia ha sustituido al antiguo Israel, apropiándose sus tÃtulos de pueblo de Dios, pueblo de reyes y sacerdotes, verdadero Israel, pueblo elegido, pueblo de la Alianza. De esta forma, aunque la nueva Alianza de Jesús se presente en continuidad con la antigua, de hecho la anula. El Nuevo Testamento sustituye al Antiguo Testamento. El pueblo judÃo ha dejado de existir como pueblo de Dios, ahora es el pueblo ciego cuya tarea es convertirse. Igualmente el judaÃsmo rechaza la pretensión cristiana de una salvación realizada por Jesús y necesaria para todos, incluidos los judÃos y, como consecuencia, la existencia de una misión a los judÃos para que se conviertan, conversión que para algunos es necesaria y urgente para no retrasar la parusÃa, apoyándose en Romanos 11,25. Todo esto explica una postura negativa por parte judÃa.<o:p></o:p>
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A pesar de estas graves dificultades, el judaÃsmo ha intentado buscar razones que permitieran la aceptación de Jesús y su obra. El teólogo judÃo Judah ha-Levà y Maimónides, sugirieron que el cristianismo, al reconocer el carácter divinamente inspirado de la Biblia y, además por ser menos politeÃstas que los demás pueblos, podÃa ser un instrumento providencial empleado por Dios para acercar gradualmente a los gentiles a la verdadera religión, que es la judÃa.<o:p></o:p>
Hoy dÃa las cosas han cambiado. Menciono dos grandes pensadores judÃos, Buder y Rosenzweig que opinan que la existencia del judaÃsmo y cristianismo pertenecen al misterio del plan de Dios y que, mientras Dios no manifieste su voluntad, ambos han de caminar uno junto al otro hacia Dios por sus respectivos caminos, con mutuo reconocimiento y respeto.<o:p></o:p>
B. VISION CRISTIANO DEL JUDAISMO<o:p></o:p>
Y para concluir sin ánimo de polemizar, hay que reconocer que históricamente, por motivos similares a los que tuvieron los judÃos, persecución y doctrina, la postura cristiana ante el judaÃsmo ha sido bastante negativa. Hoy dÃa, gracias al diálogo judeocristianos, especialmente, al Vaticano II y los documentos posteriores, la situación ha cambiado, intentándose ver de forma positiva la religión judÃa dentro de una cosmovisión religiosa.<o:p></o:p>
Resumo muy breve lo que ha afirmado el documento NOSTRA AETATE: La Iglesia descubre su nexo con el judaÃsmo al escrutar su misterio. No se puede imputar a los judÃos como pueblo ninguna falta ancestral o colectiva sobre los hechos que tuvieron lugar en la pasión de Jesús. No está permitido decir que los judÃos está reprobados o malditos, como si se pudiera deducir por la Escritura, y esto a pesar de la conciencia que la Iglesia tiene de su identidad. Al contrario, según Romanos 11,28, los judÃos siguen siendo amados por Dios que los ha llamado con una vocación irrevocable.<o:p></o:p>
Pero estos puntos no bastan para desenterrar la opinión negativa sobre el pueblo judÃo: Sólo redescubriendo la identidad del pueblo judÃo a partir de “la vocación sin arrepentimiento�?(Rom. 11,28) que es la suya en el plan de salvación, los cristianos podemos purificar nuestra memoria.<o:p></o:p>
El Catecismo de la Iglesia Católica resume en tres puntos indispensables para corregir nuestras opiniones anti judÃas:<o:p></o:p>
1.- EL FUNDAMENTO DE LA IDENTIDAD DEL PUEBLO JUDIO NO ES NACIONAL O ETNICO, SINO DE TIPO ECLESIAL, EN CUANTO QUE SE APOYA EN LA CONVOCACION DIVINA DE TODOS LOS HOMBRES A LA SALVACIÓN. El pueblo judÃo no se define como una nación con caracterÃsticas étnicas raciales, pues Dios eligió a Abraham para hacerlo padre de una multitud de naciones. El pueblo que nace de Abraham será el depositario de la promesa hecha a los patriarcas, el PUEBLO ELEGIDO, llamado para preparar la reunión de todos los hijos de Dios en la unidad de la Iglesia. Serán la raÃz en la que serán injertados los paganos que se hacen creyentes. Por ello son el pueblo de los “hermanos mayores�?<o:p></o:p>
2.- LOS JUDIOS QUE NO CREEN EN JESUS SON SIEMPRE, EN EL PLAN DE SALVACION, “UNA PARTE DE ISRAEL�? ÉSTOS, INCLUSO LOS QUE SE NIEGAN A ENTRAR EN LA NUEVA ALIANZA MESIANICA, PERMANECEN COMO UNICO PUEBLO DE DIOS.<o:p></o:p>
Dicho de otra manera, la existencia de la Iglesia como Israel mesiánico no implica el rechazo de Israel privándolo de la elección que constituye al pueblo de Dios. Por ello dice Juan pablo II en el mismo discurso en la sinagoga de Roma: “La religión judÃa no es para nosotros EXTRINSECA, sino, en cierta manera, es INTRINSECA a nuestra religión�?<o:p></o:p>
3.- LA PLENITUD ESCATOLOGICA DE LA REDENCION UNIVERSAL NO PUEDE REALIZARSE SIN “ASUMIR�?AL PUEBLO JUDIO.<o:p></o:p>
Por ello esta idea está presente en toda la tradición eclesial, particularmente en los comentarios a Romanos 11. Se ha afirmado abusivamente que según Romanos 9-11 el pueblo judÃo ha sido reprobado, cuando realmente se dice que una parte de Israel, infiel, ha quedado fuera del plan de Dios de ofrecer la salvación mesiánica a los gentiles, pero sigue estando dentro de la gracia irrevocable de Dios para dar testimonio en el mundo, junto con la Iglesia, de la Ley dada por Dios como referencia moral de base para esta redención. Su “paso falso�?no ha sido una “verdadera caÃda�?(Rom. 11,15) sino una “caÃda y un levantarse�?(Lc.2, 34; Romanos. 11,23). Permanece, pues, por la elección y la Ley, en las manos de Dios, lo que explica que El pueda servirse de nuevo de él en el acto final de la redención del mundo.<o:p></o:p>
Por ello se excluye ver al pueblo judÃo como desechado por Dios y convertido en una nación cualquiera, puesto que esto niega la tarea escatológica del pueblo de Dios y la permanencia de la elección. Finalmente, al igual que la primera venida de Cristo en la humildad no se realizó sin la colaboración de una parte de Israel, la segunda venida gloriosa no se realizará sin todo Israel. En consecuencia, todo intento humano de asimilación o exterminación de los judÃos como pueblo de Israel, a la vez distinto e inseparable de la Iglesia, está condenado sin remedio al fracaso, como contrario al “misterio�?del designio divino. Es verdad que la Iglesia ha recibido de Cristo la misión de dar testimonio ante todos los hombres de la redención universal del pecado, realizada una vez por todas por Dios en Jesús en su primera venida mesiánica. Pero la Iglesia, cuando anuncia a Jesús, especialmente ante los judÃos, debe vigilar para que, como dijo Juan Pablo II en la sinagoga de Roma, sea “una adhesión en el orden de la fe, en el asentimiento libre de la inteligencia y del corazón guiados por la fe, excluyendo totalmente cualquier tipo de presión exterior�? Sin excluir el que algunos hijos de Israel, por obra de la gracia, se adhieran libremente a Cristo, los católicos tienen que evitar, como obra propiamente impÃa, todo proselitismo que tienda a suprimir por medios humanos la presencia de Israel en la historia.<o:p></o:p>
En Cristo<o:p></o:p>
Lucho<o:p></o:p>