La manzana ha sido considerada por muchas civilizaciones un sÃmbolo de vida e inmortalidad. En algunas regiones, donde está arraigada la creencia en la reencarnación, las manzanas son enterradas como alimento para los muertos. La manzana es rica en pectina, una fibra soluble, que ayuda al cuerpo a eliminar el colesterol y a protegerse contra los efectos de la polución ambiental. Estudios en Francia, Italia e Irlanda han demostrado que 2 manzanas al dÃa pueden reducir hasta un 10% el nivel de colesterol, al mismo tiempo que la pectina ayuda a nuestro cuerpo a eliminar metales nocivos tales como el plomo y el mercurio. Dos manzanas al dÃa pueden ser además un auténtico tónico para el corazón y la circulación. Las manzanas contienen asimismo ácido málico y tartárico, que son especialmente eficaces como ayuda en la digestión de alimentos ricos en grasas. La vitamina C que se encuentra en la manzana ayuda a reforzar el sistema inmunológico. Tradicionalmente, las manzanas han sido utilizadas para combatir problemas del sistema gastrointestinal, y los naturópatas suelen recomendar manzana rayada, que debe dejarse al aire libre hasta que se ponga de color marrón, mezclada con un poco de miel o yogur, como uno de los remedios mas efectivos contra la diarrea. Curiosamente, esta fruta es asimismo un arma no despreciable contra el estreñimiento, debido a sus contenidos de fibra soluble. El simple olor a manzanas tiene un efecto relajante y ayuda a bajar la tensión. El azúcar de las manzanas es mayormente fructosa, un azúcar simple que se descompone lentamente en el cuerpo y ayuda a mantener un nivel equilibrado de azúcar en sangre. La manzana es ideal para problemas de artritis, reumatismo, gota, diarrea, gastroenteritis y colitis. Y un par de manzanas tomadas al levantarse ayudan a combatir la resaca producida por una noche de excesos. |